domingo, 9 de mayo de 2010

pequeño Aladín y su mundo ideal

No quiero no estar a tu lado, lo recuerdas? Tu siempre decías que te perdías con las dobles negaciones y a mi me encantaba decírtelo. Recuerdo que te quise, quizá no fue amor con todas sus letras porque nos faltó el contacto dérmico, contagiarnos de nuestras sonrisas mirándonos a la cara o simplemente disfrutar y hacer realidad todos los planes que en su día hicimos con dosis de ilusión en todo detalle. Me gustabas, ya no solo porque los muebles de nuestro cuarto eran los mismos (lol) si no porque eras simplemente el principio y el final, aquel mimosón cariñoso que me decía las cosas más bonitas que me habían dicho nunca, porque cuando me llamabas borracho la cagabas, porque me encantaban tus pequeños detalles supongo, no se, y así fue que en poco tiempo creé un estado de dependencia hacia ti, hacia esa cosita sensiblona de una forma irremediable. Nos hicimos participes del juego de los sentimientos sin darnos cuenta, por lo menos en mi caso. Te esforzaste en conocerme, conocer mis miedos, mis frustraciones, mis cosas buenas y malas, y todo desembocó en algo que a día de hoy no puedo describir, sólo se que fue verdadero cada cosa que nos dijimos e hicimos. No sé si el problema fue mi miedo arraigado a la distancia, a los 300 Km. que nos separaban, pero no existía nada que pudiese desear más que bajar de ese autobús y encontrarte mirándome en aquella estación o verte la cara cuando te diese mi regalo, aquellos pececitos, a los que dabas de comer todos los días, aquellos pececitos a los que habíamos puesto nombre, supongo que eso fue lo primero que hicimos juntos. Perdimos una batalla pero no la guerra, y aun con todo nos sentimos derrotados, y enterramos todo bajo la campa de aquel bar de lucecitas o aquella playa de la que tanto hablamos. Pensaba que el pasado nunca vuelve, pensaba que los monstruitos que había debajo de mi cama no saldrían, que habían desaparecido para siempre, pero no es así. Las cicatrices son...surcos en la piel, huellas en tus recuerdos. Las cicatrices te ayudan a recordar, te enseñan a no olvidar. Nunca podré olvidarte y joder odio no poder enfadarme contigo por no entenderte, no puedo con la sensación de saber que te están haciendo daño y no poder hacer nada, impotencia que sensación más…. *ilustración: Alfonso Casas

3 comentarios:

Pablo dijo...

:_________

Theflashbacks dijo...

ya sabes lo que te he dicho por teléfono, vale? me tienes para lo que necesites mongolidad humana :)

Pablo dijo...

te adoro