jueves, 6 de agosto de 2009

Me gusta viajar por la noche, tumbarme en el césped e interpretar las formas de las nubes, la luna llena, las tabletas de chocolate, cerrar los ojos y presionar los cascos en mis orejas, partir las galletas de chocolate por la mitad y mojarlas en la leche fría, el ruido al pisar las hojas secas, dejar la mirada perdida, ver estrellas fugaces en Aínsa con la música de fondo sentada en un montón de paja, recordar los sueños al despertarme, el color negro, llevar las uñas muy cortas, los atardeceres en la playa, la luz que entra en mi cuarto a las siete y media, el francés, el tabaco... [...]

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