viernes, 12 de marzo de 2010
Detrás de una puerta siempre hay otra puerta
No hay caminos fáciles, y las soluciones resueltas no están a mi alcance, y mientras pretendo cambiar las leyes de la gravedad, una especie de inercia me empuja a ilusionarme. Y a pesar de que dejo atrás sentirme gélida, transparente e incluso inerte, me encuentro en blanco y no puedo esperar nada porque el tiempo no espera a nadie.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario