domingo, 28 de marzo de 2010

Oscar Wilde

No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo. Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche. Para la mayoría de nosotros, la vida verdadera es la vida que no llevamos No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.

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