domingo, 23 de enero de 2011

Flor de loto

Tendría que haber comprado esa tetera en la que desayunabas todos los martes y jueves después de salir de clase de yoga. Nunca nos aprendimos el saludo al sol, y entre estiramientos, nuestras sonrisillas se encontraban. Echo de menos esa cafetería, y en aquel momento, mi única preocupación, era que dulce elegir para ese día, ¿suso de crema o palmera de chocolate? Os escuchaba mientras hablabais de chacras sin dejar de observar los turistas pasar o el artículo del periódico que me había llamado la atención.

Recuerdo el día que tuvo lugar la terapia de choque, desconozco las razones pero sucedió, gente con visión y horizontes limitados no podrían entenderlo. El climax de esos días, era francamente perfecto, son de esos recuerdos que nunca podrán desvanecerse de mi memoria, ni ahora, ni mañana.

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