viernes, 17 de julio de 2009

Tres minutos al microondas

Era mágico para ella ver películas entre paredes empapeladas de periódicos y fotos en las que le encantaría vivir. Ese sofá de piel era increíblemente cómodo, pero la peli era más interesante por lo que descartaba la opción de quedarse dormida, además él había traído palomitas y helado de dulce de leche ¿qué más se podía pedir? schhh schhh calla calla...no hay nada peor que hablen durante la peli, pero no le molestaba, era ÉL, el eterno ÉL...la chica adicta a las mantas, aunque aquella no era una cualquiera, era "La Manta", si, la que le había comprado su madre en Ikea. Él no dejaba de arroparla y ella se la quitaba bajo la excusa de que le daba calor y él se la volvía a poner por encima, la conocía demasiado. Si, ella se hacía de rogar como siempre, pero a él le encantaba.

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