Las horas han sucedido, un día más pero un día menos. No es odio, es incomprensión, frustación e impotencia y he sobrevivido a base de restarle importancia. Me falta valor para desaparecer, nunca lo tuve, y mientras todo este conflicto se acentúa, mis ganas y miedos se baten en duelo, una lucha a campo abierto de dudoso ganador.
Tu risa siempre tiene esa luz que hace fugaces mis pequeñas debilidades, y unas contenidas lágrimas se esconden después de salir a la calle.
La soledad es desdichada, tanto o más que vosotros.
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