lunes, 13 de diciembre de 2010

"Me encanta cruzar diez palabras y acabar en tu cama, los arañazos que duelen, las caricias que suavemente matan. Tus ojos estrellados sobre el cielo de tu sonrisa rara. Los suspiros asfixiados, la respiración entrecortada. El sabor a lefa de madrugada, mis dedos y tus bragas mojadas. Tú encima de mí presa de un vértigo infinito. Tu corazón derribando las barreras que lo separan del mío. Gritarte que nunca más vuelvas, suplicarte que por favor no te vayas. “No te voy a volver a besar en mi vida” y tú me aprietas fuerte contra la cama. Los gritos, el esfuerzo, el sudor, se nos cae la almohada y ya no hay sábanas. Tu cuerpo fluye junto al mío, con tu pelo mojado y tu cintura de zorra barata. Me encanta el olor a vicio jugando con lo que queda del humo del cigarro de después, que se te ponga dura por las mañanas, que me abraces por detrás medio en sueños y sentir tu respiración en mi espalda. ”Buenos días”, cruzar diez palabras y ya estamos en la cama. Las miradas que en la oscuridad engañan, los besos fugaces, los arañazos que duelen, las caricias que suavemente matan. Tus ojos estrellados…"